jueves, 29 de noviembre de 2012

Bolivia, por Juan


Bolivia ha sido una prueba dura, y en muchos aspectos, como bien lo indico Mali en sus entradas en el blog. Aunque lo ha sido mas para nosotros que para el Arito. El ha soportado estoico trepadas abruptas hasta los 4150 metros. Solo un par de veces hemos tenido que parar por unos minutos en medio de una escalada para no arriesgar una recalentada. Y conste que con todo el polvo que hemos tragado, todavía le estoy debiendo una sopleteada de radiador. Ademas, no olvidemos que va cargado hasta la manija. Aquí hago un paréntesis para hacer una recomendación para cualquiera que quiera encarar estas rutas tan altas en un auto que no sea un bmw, un audi o algo por el estilo. Nuestro Arito tiene una característica que ha probado ser inapreciable hasta ahora. Sus electroventiladores, además de arrancar automáticamente a cierta temperatura, tienen cada uno su luz testigo y su tecla para accionarlos manualmente. Eso significa que yo, ni bien veo que la ruta encara hacia arriba (sobre todo a estas altitudes donde el oxigeno escasea) los enciendo preventivamente para mantener baja la temperatura.
       
Continuando con el tema vehiculo, quiero hacer una aclaración sobre la encajada que nos pegamos en medio del desierto entre Atocha y Uyuni. Puedo decir sin ninguna vergüenza que fue completamente culpa mia. Baje del ripio buscando en la arena (que no parecía tan blanda) algún respiro del serrucho continuo que era el camino. De pronto la huella se volvió profunda y en vez buscar volver a lo firme, segui derecho. Con lo cual, para decirlo correctamente, no nos quedamos encajados sino colgados. El diferencial trasero estaba apoyado completamente y mantenía las ruedas casi en el aire. Para colmo, cavar para poner piedras debajo de las ruedas era casi imposible, sacabas una palada de arena del hueco y volvia a caer el doble. Sumenle a eso el sol que parte la tierra a casi 4000 mts y tendrán un coctel hermoso. Por suerte apareció esa camioneta del ejercito boliviano y nos tiro. Hemos escuchado muchas historias de gente que ha tenido que dormir en ese tramo después de quedarse encajada. Incluso, como será de feo ese camino, que las Land Cruisers de los tours que tienen copada esa area, con sus gigantes ruedas rodado 17, nunca andan sin su correspondiente pala en el porta equipaje.
Como les decía, el Arito se ha portado mejor en estos lares que nosotros mismos. Mali se ha sentido mal en algunas oportunidades y yo en otras, tanto asi que el tramo de Uyuni a Potosi lo hice casi vomitando y con unas líneas de fiebre. Cuan cansados estábamos del sol inclemente de Uyuni y de sus constantes nubes de polvo…

Para finalizar, hare una reflexión de tipo sociológica con respecto a este hermoso país que es Bolivia. No descubrimos nada si decimos que en algunas partes la gente no es del todo simpatica y dicharachera con los visitantes como nosotros, aunque creo entender porque. Note también algo similar el año pasado en el sur de Chile, y me parece que se relaciona con la condición de pueblos originarios de sus pobladores. Tanto aquí como allí, me parece que lo que hay es desconfianza hacia los forasteros, y en algún punto podemos decir que es justificada. Convengamos que en el pasado estos pueblos no han recibido mas que golpes y traiciones de parte de los que han venido de afuera, y en muchos lugares (salvando al turismo “consciente” de los últimos años) siguen poniendo la otra mejilla. Para peor, en nuestros países, el estatus de los pueblos originarios no ha sido resuelto satisfactoriamente y la posesión de sus tierras en muchos casos corre riesgo. Debemos entonces los visitantes, los turistas, creo yo, superar esa desconfianza y tratarlos con simpatía y respeto, mostrándoles que no tienen nada que recelar de gente como nosotros. Asi, paulatinamente, les ira mejor en su relación con el turismo, que en muchos casos es la única esperanza de desarrollo que les queda.

En definitiva, Bolivia no ha sido fácil. Aquí recorrimos Villazon, Atocha, Tupiza, Uyuni, Potosi, Oruro y La Paz. Mañana partimos hacia Copacabana, hacia el sagrado Lago Titicaca. De allí cruzaremos a Peru, pero mejor no nos adelantemos…
Saludos, Juan.

Imágenes de La Paz












Destino La Paz


El 26 de noviembre nos quedamos en Uyuni y el 27 emprendimos viaje hasta Potosí (230 kms) rutas sinuosas y en ascenso, hasta llegar a la que fue alguna vez la ciudad con la mina de plata más grande del mundo, y que desde sus empinadas calles combinó la opulencia y la exclusión sin miramientos. El caótico tráfico nos impidió sin embargo, aprovechar el tiempo luego de un estresante viaje. Al día siguiente salimos a las 7:30 con destino La Paz, 550 kms y 9 horas de viaje, aplausos al conductor y gracias a Dios.

En el salar de Uyuni


















De Atocha a Uyuni (!Encajados!)








Desde La Quiaca hasta Atocha










Purmamarca - Tilcara - Humahuaca