sábado, 1 de diciembre de 2012

Isla del Sol - Lago Titicaca


Disculpen la falta de fotos en esta entrada, pero es difícil encontrar wifi decente aquí en Bolivia. Cuando podamos, subiremos algunas.

Hoy debemos decir sin dudar que Bolivia, en su último capítulo, nos sorprendió muy gratamente. A decir verdad no habíamos averiguado demasiado sobre el lugar que titula esta entrada y no teníamos expectativas que cubrir. Mejor así.

Empezó temprano nuestra sorpresa cuando al salir de La Paz, vislumbramos la inmensidad del lago Titicaca. Teníamos planeado llegar a Copacabana (la puerta boliviana de acceso fluvial al lago), para luego dejar al Arito en un estacionamiento y embarcar en un ferry hasta la sagrada Isla del Sol. Y todo salió como lo planeamos, aunque nuestro desconcierto iba creciendo a medida que nos acercábamos a Copacabana. Curvas y contracurvas bordeando el lago y sus mil islas, a veces casi sobrevolándolo a 4200 mts. Hasta tuvimos que subir al Arito a un lanchon para cruzar un estrecho antes de llegar a destino.

Como siempre, por errores en indicaciones, nos costo encontrar el estacionamiento, aunque luego todo salió perfecto: compramos los pasajes del ferry, almorzamos, y a la 13:30 ya estábamos esperando sentaditos en nuestros puestos. El día había sido soleado hasta ese momento cuando todo cambió. Se dilató la partida por mal tiempo y con razón, ya que el traqueteo y balanceo que duraron las dos horas del trayecto fueron testimonio irrefutable. De hecho, al llegar a la isla, con un frio gélido y un viento huracanado, varias personas de ahí nos indicaron que nunca habían visto algo así. Por lo menos, y lo digo sin el menor arrepentimiento, la odisea del ferry nos sirvió para conocer varias personas de esas que enriquecen los viajes. Especialmente a Juan José, el cachaco, al cual aprovechamos para saludar, por donde quiera que lo hayan llevado sus pies.

La noche fue muy fría, aunque no era nada que una buena charla con gente amena no pudiera salvar (la charla y un par de camperas de ski, por supuesto). Rodeados como estábamos, además, de uno de los centros espirituales más importantes y antiguos del mundo. Que todavía, como lo averiguaríamos más tarde, está muy lejos de ser un museo.

Esta mañana, entonces, nos levantamos muy temprano para visitar La Roca Sagrada, la mesa ceremonial y el Templo de la Isla del Sol.

Para los que desconozcan la historia, aquí va un breve resumen:
Antes de los Incas, que llegaron a estos lugares en el 1200 D.C., aproximadamente, la Isla del Sol ya había sido un lugar sagrado para la cultura Tiwanaku (de la cual descienden los aymaras, actuales pobladores de la isla y los alrededores del lago Titicaca) por mucho tiempo. Se sabe que ellos habitaban estos lugares desde el 1500 A.C.

Como decíamos, ellos fueron conquistados por los incas, aunque mantuvieron su lengua y sus costumbres aymaras. De hecho, del choque de estas dos culturas, nació la mitología Inca. Se cree que en la isla nacieron los primeros incas: Mamá Ocllo y Manco Cápac; que la roca sagrada es la representación de Viracocha en la tierra y que (y esto explica el nombre de la isla) en las cercanías de esta roca, nació el Sol, y allí dejo sus primeras huellas. Incluso se conservan la mesa de sacrificios y el templo donde se incubaban todas estas creencias.

La isla, entonces, fue y sigue siendo, el centro espiritual para estas dos culturas.

Continuando con la crónica, por la mañana bien temprano, encaré la caminata hasta las mal llamadas ruinas. Me encontré solo ante todo esto, ya que Mali se me unió más tarde, por no sentirse muy bien.
Es un lugar sencillamente maravilloso, en particular, por la simple razón de que permanece muy vivo. Se sigue utilizando para ceremonias y celebraciones hasta el día de hoy. Además, está completamente rodeado de colinas veteadas de terrazas para cosecha o takanas que se mantienen en uso desde hace casi 3 mil años.

Prometemos incluir algunas fotos próximamente, cuando el dios Internet nos lo permita.
Esta tarde volvimos a Copacabana, mañana cruzamos a Perú y esperamos dormir cerca de Cuzco, para llegar hasta allí al día siguiente.

Saludos y abrazos para todos los que se mantienen pendientes,
Juan.  

2 comentarios:

  1. Excelente narración, animo!!!

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  2. Espero que el encuentro se repita en Bogotá. Un cálido saludo y que el camino los trate bonito.
    Juan José de nuevo reportando desde COL.

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