lunes, 3 de diciembre de 2012

Noticias desde Cusco


Cruzamos de Bolivia a Perú sin contratiempos, con las emociones a flor de piel del Titicaca que con tormenta y todo nos dejó el buen sabor de una cultura que no muere, que se mantiene intacta en sus habitantes y que siembra quinua, papa y coca entre las ruinas de su centro sagrado, honrando a la Pachamama y a sus antepasados entre los surcos del arado.

En Perú los tatuajes de las pircas y las terrazas de las montañas se fueron desdibujando, dando paso a hermosos valles coloreados de un verde intenso que ya extrañábamos, los techos de las casas se cubrieron de hermosas tejas y la vida floreció al ritmo de ríos y lagunas. Es por momentos así, que viajar por carretera tiene sentido, borrando las fronteras y haciendo de las diferencias sólo una variación forzada de la belleza. Salimos de la tierra natal de Juan hacia la mía y encontramos que nuestro hogar es el camino, un hogar del tamaño del Tahuantisuyo.

Llegar a Cusco emociona y puedo decir que es una de las ciudades más bellas que vi jamás, su riqueza arquitectónica se erige imponente ante una geografía andina y en medio de la nostalgia Inca que se respira por doquier. La antesala perfecta para ver mañana a Machu Picchu.

Cusco es bella de pies a cabeza y su vocación turística es total: oferta gastronómica variada y con precios accesibles, fotos perfectas con los ojos cerrados, jardines florecidos y calles limpias. Imposible no maravillarse.  Para la muestra varios botones:














Pd/ La gastronomía en Perú merece entrada aparte, por ahora les adelantamos que ceviche, pisco sour y chicha morada no han faltado. 

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